Hábitos alimenticios y primera infancia: niñas y niños pequeños
En este artículo
- 1 Formar hábitos alimenticios en nuestros niños y niñas pequeños
- 2 Ja, ja, ja, perdón, pero eso no es cierto.
- 3 La primera infancia
- 4 Alimentación saludable en la infancia y su impacto en la edad adulta
- 5 Presenta a los niños una variedad de opciones de alimentos
- 6 Ofrece dulces y bocadillos con moderación y mucho menos abuses de ellos como recompensa ni premio.
- 7 Enseña a los “nuevos comensales” a reconocer las señales del hambre
- 8 Complementa los hábitos alimenticios en niños y niñas motivándolos a activarse
Formar hábitos alimenticios en nuestros niños y niñas pequeños
Formar hábitos alimenticios en nuestros pequeños, niños, niñas, pequeños, pequeñas, criaturas, bendiciones, bendis o cual sea el nombre con el que lo / la refieran, es un verdadero reto. Sí MomMom primeriza, es completamente normal. Al igual que tu recién llegado y ahora inseparable amor, todos los días van a aprender algo nuevo.
Antes era sencillo: quitar dos botones, desprender un velcro, o simplemente sacar tu seno, buscar un buen agarre y permitir que el comensal “se despachara a placer”.
Las cosas hoy son un poco diferentes, pues el comensal quiere probar un nuevo menú. Pareciera que el manjar que durante tanto tiempo fue su platillo favorito, ahora ya no lo es tanto. Sin embargo, dentro de esta nueva curiosidad, tienes un nuevo reto, y ese es, que el nuevo menú tiene reglas, nuevos elementos. Desafortunadamente lo complicado será hacerlo entender que no todo lo que vea en la carta, le podrá ser llevado a la comodidad de su sillita ó periquera.
Ojalá todo fuera miel sobre hojuelas como lo muestran las fotos perfectas de instagram. La mamá perfecta, el bebé recién bañado, una mesa impecable. Un tazón lleno de verduras que “supuestamente” el bebé protagonista comerá sin chistar. Lo anterior más una madre sin una sola ojera que disfruta viéndolo nutrirse sin un solo gesto.
Ja, ja, ja, perdón, pero eso no es cierto.
Nada más alejado de la realidad . Para una MomMom real, puede resultar todo un desafío animar a los peques, niños, toddlers o como deseen llamar a nuestras pequeñas cajitas de sorpresas a comer verduras y frutas todos los días sobre todo entre su primer y tercer cumpleaños.
Es por todo lo anterior que el equipo MomMom preparó la siguiente guía. Con estos datos podrás enseñar a tus niños, babies, toddlers, etc, etc, etc. Hábitos alimenticios saludables desde una edad temprana.
La mayoría de las MomMoms conocen la importancia de las necesidades nutricionales de sus hijas e hijos. PEEEEERO, es fácil que te sientas abrumada al acceder a información de diversas fuentes (donde todos opinan, incluidos nosotros 😉 ).
La primera infancia
Es un momento importante para establecer patrones de alimentación saludables.
Una dieta equilibrada es clave para tener hábitos alimenticios en niños y niñas saludables. Debemos proporcionar a los peques los nutrientes que necesitan para crecer. Dicha dieta se recomienda que contenga tres comidas diarias y dos refrigerios saludables con alimentos de los siguientes grupos de alimentos: proteínas, carbohidratos, frutas, verduras, productos lácteos, algo de lípidos (grasas naturales) y azúcar.
Alimentación saludable en la infancia y su impacto en la edad adulta
Los padres que logran que sus hijos adopten hábitos alimenticios saludables desde una edad temprana pueden tener una influencia positiva en los hábitos alimenticios de sus hijos más adelante en la vida.. Los investigadores han encontrado evidencia que los comportamientos alimentarios y hábitos alimenticios en la primera infancia tienen un impacto en las preferencias alimentarias y los patrones de alimentación de los niños en la edad adulta.
No, no, no inventemos ni asumamos que esto significa que los niños con sobrepeso deban convertirse en adultos con sobrepeso. Sin embargo, varios investigadores sugieren que los patrones de peso de los niños son un indicador de problemas de salud en la edad adulta. Además, los estudios de investigación implican que la probabilidad de que los niños padezcan obesidad se duplica cuando sus padres tienen sobrepeso.
Afortunadamente, hay varias formas en que los padres pueden moldear positivamente la conducta alimentaria de sus hijos (y ya encarrerados la de ellos mismos de paso).
Presenta a los niños una variedad de opciones de alimentos
En el ajetreado mundo de hoy, los padres tienen cada vez menos tiempo para preparar comidas saludables y caseras. Sin embargo, es importante evitar en la MAYOR medida posible los refrescos azucarados, la comida chatarra y las comidas con alto contenido de grasa y azúcar en la dieta de los niños . (Se lo decimos a Juan para que lo escuche Pedro ¿ehh?).
Esto se debe a que los alimentos que contienen altas cantidades de grasa o azúcar y bajas cantidades de carbohidratos pueden causar comer en exceso. Lo anterior se debe a que el cerebro NO registra que el estómago está lleno. Es una idea mucho mejor ofrecer a los niños una variedad de alimentos saludables, como frutas y verduras, que sean fáciles de preparar.
De esta manera, los padres pueden moldear las preferencias alimentarias de sus hijos, ya que es más probable que los niños disfruten de los alimentos que se les ofrecen con regularidad.
Además -porque también a los padres les corresponde apoyar-, los niños aprenden hábitos alimenticios a través de la observación. Esto significa que los niños también son más propensos a comer alimentos saludables cuando ven que sus padres, amigos y hermanas o hermanos mayores los disfrutan.
Ofrece dulces y bocadillos con moderación y mucho menos abuses de ellos como recompensa ni premio.
En el otro extremo, es posible que los niños adopten un sentimiento de negatividad hacia determinados alimentos cuando se vean obligados o presionados a comerlos. Tampoco es una buena idea eliminar por completo los bocadillos y dulces salados de la dieta de los niños o agrupar los alimentos en categorías “buenas” y “malas”.
En cambio, los padres pueden retirar los platos e introducir esos alimentos nuevamente en el futuro. Esto ayudará a garantizar que los niños no se sientan negativos acerca de los alimentos que no les gustan.
Además, los dulces también pueden formar parte de una dieta saludable siempre que se incluyan con moderación y no se utilicen como recompensa. En lugar de utilizar estos alimentos “malos” para recompensar el buen comportamiento o detener el mal comportamiento, los padres deben encontrar otras soluciones para reaccionar ante cierto comportamiento.
Enseña a los “nuevos comensales” a reconocer las señales del hambre
La mayoría de los adultos tienen la capacidad de determinar si están llenos o hambrientos porque aprendieron a escuchar sus señales físicas de hambre y saciedad cuando eran niños.
Sabiendo la importancia de los nutrientes, sucede que los padres envían un mensaje equivocado a los niños sobre cuánto necesitan comer hasta que estén llenos al castigarlos o sobornarlos para que se coman todo lo que tienen en el plato. De esta manera, los padres les enseñamos a los hijos el hábito de comer en exceso y obedecer las señales externas más que las internas.
Lo anterior puede reducirse cuando se permite a los niños escuchar sus propias señales de hambre. Por ejemplo, un bebé que se aleja del seno o del biberón intenta indicar que está lleno. Los niños mayores dejarán de comer cuando estén llenos.
En la situación anterior, trata de vencer la tentación de animarlos ú obligarlos a terminar todo lo que está en el plato. Piensa que las porciones las sirves tú y con base en tu experiencia sabrás si ese “extra” fue más vanidad tuya que petición del comensal.
Complementa los hábitos alimenticios en niños y niñas motivándolos a activarse
En el mundo actual, pasamos muchas horas frente a la computadora, consolas, celulares, tablets y todo lo que tenga WIFI y somos menos activos de lo que deberíamos. Esta forma de vida también tiene un gran impacto en los niños. Los resultados de varios estudios muestran que existe una correlación entre las horas que se pasa sentado frente a los dispositivos y el sobrepeso.
Alentar a los niños a realizar actividades físicas con con sus amigos (con las debidas precauciones) ayudará a reducir el riesgo de tener sobrepeso. Los niños que son físicamente activos también desarrollan mejores habilidades sociales, tienen más confianza en sí mismos y mejoran su estabilidad emocional, lo que puede conducir a una fuerte autoestima.
Y ya que estamos hablando de hábitos alimenticios, ¿qué tal andan los tuyos MomMom?…
No sabemos, es pregunta 😉
Fuente / Referencias:
Promoting and supporting healthy eating in early years settings